lunes, 15 de diciembre de 2014

¿Cómo afectan las nuevas tecnologías a nuestra Salud Psicológica?

¿Cómo afectan las nuevas tecnologías a nuestra Salud Psicológica?
Sin duda alguna, vivimos en una era en la cual la tecnología forma parte de nuestro día a día, sin que a veces ni siquiera nos demos cuenta. Desde que nos levantamos por la mañana (con la alarma de nuestro teléfono móvil) hasta que nos acostamos por la noche (tras calentar un vaso de leche en el microondas y no sin antes haber leído un ben libro en el e-book o haber visto algo en la televisión) estamos inmersos en este mundo tecnológico. Las nuevas tecnologías nos facilitan la vida, no lo podemos negar, y nos acercan a las personas que tenemos un poco más lejos de lo normal. Hasta nos permite comprar y hacer amigos sin tener que movernos del sofá de casa. Cómodo, ¿verdad?. Pero como todo en exceso, termina siendo perjudicial en algunos casos si abusamos de las mismas. ¿Sabíais que han ido surgiendo diferentes enfermedades mentales y trastornos psicológicos relacionadas con estas tecnologías en los últimos años? Quizás ni siquiera habíais escuchado hablar de ellas y, si nos paramos a pensar un poco, seguro que conocemos a alguna persona que se refleje en los perfiles de cada una de ellas, e incluso nosotros mismos (lo cual no quiere decir que obligatoriamente tenemos una enfermedad mental, pero ojo, hay que tener cuidado y dosificar el tiempo que pasamos ante ellas). A continuación, os las presento brevemente:

- Nomofobia: este término hace referencia al miedo de salir de casa sin el teléfono móvil, quedarse sin batería o a no tener cobertura, y que puede presentarse en diferentes grados. Desde una ligera sensación de incomodidad hasta crisis graves de ansiedad que dificultad la vida diaria de la persona. Es un miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil, ya que no se asienta en bases lógicas. Como curiosidad, el término viene de las palabras "no-mobile-phone".

- Ciberadicción: tal como la palabra indica, nos referimos a un uso excesivo, problemático y/o patológico de internet a través de los distintos dispositivos (ordenadores, móviles, tabletas, ...) que interfieren en las actividades diaria de la persona.

- Phubbing: con este término seguro que veremos reflejados a gran parte de las personas de las que nos rodeamos, y a nosotros mismos. Hace referencia al uso indiscriminado de los teléfonos móviles inteligentes en presencia de otras personas. Es decir, el acto de una persona al ignorar su entorno por centrarse exclusivamente en su tecnología móvil (teléfono, tableta, portátil, ...). Viene de las palabras "phone" (teléfono) y "snubbing" (despreciar). Esta no es una enfermedad mental como tal, pero puede derivar en casos más graves.

- El síndorme de la llamada imaginaria: es una alucinación benigna en la que nos parece que nuestro móvil ha sonado o vibrado sin que en realidad haya ocurrido. ¿Cuál es la explicación de que esto ocurra? Muy simple: al utilizar el móvil de forma tan frecuente, nuestro teléfono ha comenzado a asociar con el teléfono móvil cualquier impulso que recibe, principalmente en situaciones de mucho estrés.

- Cibermareo: es un acontecimiento más raro. Hace referencia al mareo que sienten las personas que utilizan aparatos de realidad virtual, y son similares a los que algunas personas padecen cuando viajan en algún medio de transporte, con la diferencia de que en el primer caso la persona permanece inmóvil.

- Cibercondia: si esta palabra os evoca otro trastorno psicológico muy famoso, como es la hipocondría, no andáis muy desencaminados. ¿En qué consiste? Las personas que padecen este trastorno se convencen ellos mismos de que padecen algunas o varias enfermedades de las que tienen conocimiento a través de Internet. ¿Qué problema añadido tiene esta enfermedad? Que las personas realmente comiencen a encontrarse realmente enfermas debido a la somatización de los síntomas que se describen en las diferentes webs.

- Efecto Google: este trastorno es, cuanto menos, curioso. Se produce cuando nuestro cerebro, de forma inconsciente, se niega a recordar información ante la posibilidad de acceder a ella en cualquier momento a través de medios como internet. Si tenemos buscadores al alcance de la mano, ¿para qué molestarse en retener información?

- SMS Sonámbulo: ya solo el nombre llama la atención y nos da una pista de su naturaleza. Este trastorno consiste en enviar mensajes de texto mientras la persona está dormida. Normalmente estos mensajes son garabatos ininteligibles.

Estos son solo algunos de los ejemplos de las nuevas enfermedades mentales que podemos encontrar. Seguro que todos conocemos a personas que puedan encajar en de forma más o menos exactas en cada uno de los perfiles. ¿Qué opináis?¿Pensáis que habría que enseñar a la población a hacer un uso más sano y controlado de las nuevas tecnologías?



viernes, 19 de septiembre de 2014

El Duelo

El duelo se define como " un proceso de adaptación emocional que surge a partir de una pérdida significativa para la persona, ya sea el fallecimiento de un ser querido, la ruptura con la pareja o la pérdida de un objeto importante". No solo es una reacción emocional o psicológica, si no que conlleva también una dimensión física, cognitiva, conductual e, incluso, filosófica."

El duelo debe vivirse de manera natural, y no presionar a la persona en duelo para que "supere" la pérdida. Esto conlleva un tiempo y un ciclo, y cada persona tiene un ritmo distinto. Suele considerarse duelo normal el periodo que comprende los primeros 6 meses tras la pérdida, aunque en algunos casos más traumáticos puede considerarse normal incluso un año, siempre que este no interfiera de forma significativa en la vida diaria del doliente, impidiéndole hacer sus actividades habituales.

¿Cuáles son las fases comunes en el proceso de duelo?

- Fase de Negación: en la que la persona se niega así misma la pérdida.
- Fase de Negociación: se negocia consigo mismo o con las personas del entorno, e incluso con divinidades superiores, intentando buscar una solución a la pérdida, aunque el sujeto suele ser consciente de la imposibilidad que supone
- Fase de Depresión: surge cuando los intentos anteriores fracasan en la meta de alejarno de la realidad. Suelen ser típicos los sentimientos de angustia y los pensamientos circulares negativos.
- Fase de Ira: en ella la persona siente descontento por no poder evitar la situación. Se siente rabia, ira, culpabilidad, y otras emociones negativas
- Fase de Aceptación: aparece cuando la persona ha sido capaz de elaborar de forma saludable sus sentimientos negativos y ha resuelto todos los asustos incompletos. La persona por fin ha sido capaz de aceptar la realidad y está preparada para seguir adelante

¿Cómo podemos ayudar a una persona en duelo?

- Deje que llore libremente si así lo necesita. Frases como "no llores" "tienes que ser fuerte y no llorar delante de los demás" "No demuestres tu tristeza o los demás se alejarán de ti" es perjudicial para estas personas. Necesitan desahogarse, llorar la pérdida. El llanto alivia las tensiones y es positivo en su justa medida.

- Incite a la persona a hablar de sus sentimientos. Que te cuenten qué piensan, cómo llevan el día a día, lo que sienten. Esto desahoga psicológicamente al doliente. Evitemos frases como "a nadie le importa lo que te ha pasado, cada uno vive su vida".

- No restemos importancia a su pérdida. Frases como "no pasa nada, estas cosas siempre se superan y ya está" no ayudan en ningún caso. Demuestrales tu apoyo, hazle ver que lo que siente es importante. Por supuesto, es adecudo hacerle ver que el dolor no debe ser para siempre, que tiene que salir adelante, pero sin menospreciar lo que está viviendo en ese momento.

- Déjele hablar sobre la persona a la que ha perdido: muchas personas se sienten incómodas cuando alguien en proceso de duelo le habla sobre su madre fallecida, su hijo, su marido,... porque creen que no saben qué decir, cómo actuar,... Solo escucha y sigue la conversación con naturalidad. Para la persona en duelo esas conversaciones no son tan dolorosas como creemos. Necesitan hablar de su ser querido, tenerlo presente en su vida, y saber que a los demás también les importa. La mayoría de las personas creen que los demás les cambian de tema cuando hablan de eso por que no les importa o ya se han olvidado del fallecido.

- Está presente. Es fácil decir "si necesitas algo, llámame": la persona en duelo no te va a llamar si necesita algo, bien porque no tiene el estado de ánimo adecuado, bien porque no quieren molestar. Ve a su casa, llévala a tomar un café, haz una llamada de teléfono. Cualquier cosa que haga que la persona no se sienta sola, si no que vea que sus amigos y familiares están ahí con él para lo que necesiten.

- Ayúdale a volver a la rutina, cambiando aquellas cosas que la hagan quedarse anclada a ese ser querido. Que vuelva al trabajo, a hacer la compra, a la peluquería, a tomar café con sus amigas,... en definitiva, que haga las actividades que siempre ha realizado. Pero cambiando sutilmente aquello que realizaba con la persona fallecida. No dejemos que mantenga su cuarto intacto, que deje sus objetos donde siempre, que siga poniendo el plato en la mesa, y todo aquello que no le permita avanzar.

La Autoestima en la Adolescencia

La adolescencia es una etapa de cambios, experiencias nuevas, incertidumbres, decisiones importantes para las que a veces no estamos preparados... Todo ello puede conllevar inseguridades, aislamiento social, problemas de habilidades sociales... que a veces repercuten en la autoestima de los adolescentes. Este aspecto influye de forma decisiva en el desarrollo de la persona y su forma de relacionarse con los demás.

¿Qué entendemos por autoestima? Se define como la valoración que se tiene de uno mismo y el respeto que la persona se profesa. Esta valoración puede ser positiva o negativa.

Los adolescentes con una autoestima positiva se sienten bien consigo mismos, aceptan su propia valía personal y se sienten satisfechos de sus logros, habilidades y capacidades personales.
Por el contrario, los adolescentes que tienen una autoestima negativa se sientes disconformes consigo mismos, no se aceptará y no valorará ninguna de sus capacidades ni logros.

¿Qué influye en la formación de la autoestima?

- La familia: muchos padres, hermanos, abuelos, etc pueden ser demasiado críticos y exigentes con los adolescentes, influyendo de forma muy negativa en la autoestima de los mismos.

- Los amigos: en muchas ocasiones nos encontramos amigos que refuerzan mucho la autoestima de los adolescentes, apoyándolos en sus proyectos, siendo catalizadores de los problemas en otros ámbitos de la vida de este, etc. Pero también pueden ser una mala influencia para su autoestima si nos encontramos con amigos demasiado críticos e inflexibles.

- Los grupos sociales y compañeros de clases: hay chicos que para sentirse bien consigo mismos necesitan degradar de alguna forma a sus iguales, ya sea por inseguridades o su propia baja autoestima. Esto influirá de forma muy negativa al resto de compañeros objetos de sus frustraciones. Sin hablar de los casos más extremos, como el bullying.

- Los profesores: los adolescentes pasan una parte significativa de su vida diaria en el instituto, por lo que los profesores son modelos y guias muy importantes para ellos. Si los profesores alientan a sus alumnos, los refuerzan y los apoyan, esto repercutirá de forma muy positiva en su autoestima. Si por el contrario son demasiado críticos, exigentes y no los refuerzan, será una influencia muy negativa en este aspecto.

- La moda y los medios de comunicación: todos sabemos lo que suponen los cánones de belleza a estas edades. Todo aquel que no tenga las medidas perfectas, vista a la última moda y destaque por su belleza será criticado y se le incitará a cambiar. Los medios de comunicación juegan un papel princial en este aspecto. Muchas enfermedades mentales relacionadas con la imagen corporal como la anorexia, la bulimia o la vigorexia surgen de ellas.

- La situación económica familiar: aquellos adolescentes que tienen menos oportunidades a veces pueden sentirse desplazados y aislados por los demás, aspecto que influye de forma muy negativa en la autoestima. En otros casos, pueden sentir frustración al querer involucrarse en actividades que quedan lejos de su alcance o el verse obligados a descartar estudios para colaborar en la economía familiar.

- Las redes sociales: este es un aspecto novedoso, pero que influye de forma muy significativa en la autoestima del adolecente, que normalmente se encuentra muy activo en estas redes. Estas nos permiten el anonimato, por lo que es muy fácil humillar, devaluar y despreciar a los demás sin que haya repercusión alguna.

¿Cómo podemos reforzar la autoestima en estas edades?

- Trabajar para cambiar los pensamientos negativos que tiene los adolescentes de sí mismos por otros más positivos y saludables.

- Enseñar al adolescente a no frustarse cada vez que cometa algún error, si no que vea estos como nuevas oportunidades de aprendizaje.

- Incitarles a que prueben actividades nuevas, que sepamos que sean placenteras para ellos.

- Reforzar sus logros y avances, sin criticar cada paso en el que comenta algún error.

- Valorar sus opiniones, siempre tener en cuenta lo que él piensa y escucharle de forma activa, que sienta que también es importante. La comunicación de los adolescentes con sus padres, profesores e iguales es primordial para reforzar su autoestima.

- Enseñar al adolescente a gestionar sus problemas y conflictos de forma eficiente, al igual que enseñarles a gestionar sus frustraciones.

- Tratar al adolescente con mucha empatía, que sienta que le comprendemos.


- No juzgarles de manera precipitada ni con mucha dureza.

- Transmitirles siempre confianza y mucha seguridad, que noten que son importantes para nosotros y que confiamos en ellos.

- Es muy impotante evitar restarle importancia a sus preocupaciones. Por muy insignificantes que nos puedan parecer, para ellos son importantes, y así deben de ser tratadas.

- Evitar humillarlos. Hay muchas formas más efectivas de corregir sus errores a la vez que les ayudamos.

- Emplear siempre refuerzos, ya que nos ayudan a afianzar conductas deseadas, consiguiendo que se repitan con una alta probabilidad en el futuro. Limitar los castigos, recurriendo mejor a la extinción de las conductas no deseadas.

- Estar muy pendiente de los posibles casos de bullying que puedan darse en los institutos.

- Enseñar a los adolescentes a gestionar de forma correcta las redes sociales.

- Restar importancia a los modelos idílicos que nos presentan el los medios de comunicación. Fomentar modelos saludables de vida, de conducta y de apariencia física.